Mi Primer Beso

7:34 by Pike

Mi primer beso con un hombre fue espontáneo, tierno, pero mas que todo fue un secreto que guarde por mucho tiempo. Hasta hoy. Aquellos que me conocen los entiendo si sufren una decepción, los que no, es problabe que solo les provoque indiferencia y quizás cierta animadversión. En todo caso me refugio en un supuesto anonimato para relatar lo que por mucho tiempo fue una experiencia importante en mi desarrollo como persona.


No fue a lo Brokeback Mountain, tan apasionado y trágico. Esto fue mas bien casual, quizás por joda, quizás por curiosidad. Sucedió en mi auto, estaba amaneciendo, veníamos de una fiesta y claro, estábamos borrachos, pero no le voy a echar la culpa al alcohol. Si bien influyo en cuanto nos ayudo a desinhibirnos, la verdad es que un bello amanecer puede inspirar experiencias desaforadas. Un refulgente tamiz de gotas de agua cubría la ciudad, el sol despuntaba brioso entre un racimo de nubes albinas. Canturreábamos una pieza de Coldplay, Dionisio, así lo llamare, me abrazo para que nos tomemos una foto. Saco su cámara y comenzó a manipularla con cierta torpeza. Le dije que estaba conduciendo, en otro momento. No se detuvo y se acerco lo suficiente como para salir en el recuadro. Detuve la marcha y me parquee al lado de una hamburguesería sobre el Primer Anillo. La gente del boliche nos tiro una ojeada. Estaba por abrir la puerta cuando sentí un jalón del cuello, luego fueron sus labios húmedos los que hicieron el resto. Por un momento pensé que solo seguíamos abrazados, que era una broma, pero al sentir su lengua trenzarse con la mía, supe que estaba involucrado. Cerré los ojos y me deje llevar por la euforia del momento. Debo admitir que nos besamos mas de lo prudente, mas de lo que las miradas de los comensales, transeúntes, curiosos, pudieran permitir de un par de jovenzuelos. Nos sentamos a comer y la gente nos observaba sin disimular. Reímos a carcajadas sin darnos por aludidos. Por primera vez no tome las cosas tan en serio.

Dionisio es un chico de rostro adusto, mirada penetrante y piel cetrina. Es atractivo y más bien discreto. Tiene una novia con la que lleva más de dos años y tiene planeado casarse con ella. Después de lo sucedido me pidió disculpas. Nunca lo había visto tan apenado. Le dije que no se preocupara, nadie se iba enterar.

Esta experiencia me despertó un extraño sentido de solidaridad con los amigos. Ahora escucho sus historias personales con más atención, sin jactarme de mis conquistas y logros. No temo expresarles cariño ni mostrar mis sentimientos. Soy menos arrogante y conciente de la fragilidad de nuestros actos.

No hace mucho comencé a salir con una colega de trabajo. Me dijo que si había algo que le gustaba de mi, era mi buen temperamento.

-Aprendí de la vida –le dije.


Santa Cruz, 25 de Marzo.

1 Comentarios, insultos, amenazas

1 comentarios:

Anónimo dijo... @ 12 de abril de 2009, 15:05

Nunca me hubiera imaginado que este tema me provocaría otra cosa que asco, o conmiseración.

Y en realidad me provocó un sentimiento de solidaridad y pertenencia. Se lo atribuyo al enfoque del final. El final humaniza el relato y lo acerca a la realidad de las personas, sobre todo de los hombres y sobre todo de los hombres heterosexuales.

No creo que exista un solo hombre heterosexual que no haya experimentado algún tipo de experiencia homosexual (voluntaria) en algún momento de su pasado. Y eso no lo hace ni más ni menos heterosexual. En esto no hay grados. O sos heterosexual o no lo sos.

Incluso creo que en la sincera amistad entre dos personas heterosexuales (que no se atraen conscientemente): dos varones, dos mujeres o un varón y una mujer; hay siempre cierta tensión sexual primigenia sublimada (y expresada) en forma de admiración o ternura.

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